Historia de
Supongo que uno se deja cosas en el camino cuando hace de su profesión su vida, pero mi percepción, en general, es muy satisfactoria, muy a pesar de los tormentos y frustraciones que –en ocasiones- le supone a uno abrir su propio camino, machete en mano, en esa situación de máxima exposición que supone hacer aquello en lo que uno cree, hasta las últimas consecuencias. Se requieren, quizás, dosis de valentía y ausencia de miedo, pero no se trata tan solo de un arrojo momentáneo. En ese camino de constantes subidas, bajadas y remontadas, la perseverancia es –sin duda- el valor fundamental.
Desde mis inicios, muy pronto me di cuenta -al hallarme frente a frente con mi ignorancia- que debía empaparme de formación como un loco, estudiar mucho, descubrir hasta el último entresijo del apasionante cerebro y su función, aprender lo mas posible mi profesión de fisioterapeuta y adquirir el mayor número posible de recursos y herramientas. Pero, casi al mismo tiempo, muy pronto, empecé a sentir que todo aquello no iba a ser suficiente para hacer frente a lo que mis queridos pacientes con tanta claridad relataban: sus problemas con la vida. De modo que, con la impotencia (mezcla de mi ignorancia y los problemones que tenía enfrente) resquebrajando mis dientes bien apretados, me pregunté a mi mismo, qué es lo mejor que podía hacer yo por esa gente, y frente a esa cuestión, decidí que mas allá de la formación académica como fisioterapeuta en el ámbito de la neurología, debía -ante todo- formarme en la vida. Algo que venía al pelo a mi aventurera manera de ver la vida.
Me di cuenta de que se necesitaban cambiar las cosas. Y que la diana de estos cambios era el cambio en la sociedad. En aquel entonces tan solo percibí, intuí, que si la sociedad -en todas sus proyecciones- cambiaba, a mis pacientes les iba a ir mejor. Mas que haciendo ninguna otra cosa. Hoy, es para mi, una certeza.
Y así han pasado estos años, de maravillosas peripecias. No puedo negar –como señalaba antes- que ha habido momentos de frustración e insatisfacción, de hecho éstos momentos son los que han ejercido como motores de cambio, pero puede decirse que todas estas experiencias han sido buenas: proyectos, países, gentes, y sobre todo -y ante todo- pacientes: Muchas personas. ¡Han pasado tantas cosas! Mi pensamiento ha ido evolucionando y creciendo tanto… He atravesado inmensos campos cercados que no acababan nunca, vadeado profundos ríos con las botas puestas como si pesaran toneladas, he tenido alas que me han hecho revolotear entre las nubes.. ¡Qué se yo! El caso es que lo conseguimos, estamos aquí.
Afortunadamente, este proyecto –– ya no soy yo solo. A esta alturas, hemos logrado juntar a un grupo de personas que albergan en su interior un sentir, un nosequé, que aun se conmueve al escuchar la palabra persona. Mas aun, si está seguida o precedida de otras palabras como dignidad, libertad o vida. Y que mas allá del afán individual y propio de cada uno de nosotros, hay una idea y manera de interpretar la profesión que nos une, y en cierto modo nos posee, mas que nosotros a ella. Estamos aquí además, con la convicción de que juntos; 2+2 es igual a 5.
Soy consciente de que esto es mucho decir. Pero pronto comprenderéis que no es para tanto, es algo mucho mas sencillo que todo eso.
Se trata simplemente de amor y pasión por el oficio del cuidado de las personas, el valor central de nuestra profesión, la base de cualquier otro interés profesional. Es, considerar que en este mundo todos somos seres sufrientes. Y que la vida, es un sufrimiento que merece ser vivida desde su opuesto. Desde la alegría y la entrega mutua. Es también -por supuesto- lo que clásicamente se denomina conocimiento, (de nuestra fisiología, biología, neurología…) por que sin ese tipo de conocimiento no vamos a ninguna parte. Pero insistimos en la máxima de que, el conocimiento intelectual, ha de incluir el conocimiento profundo del oficio del cuidado de las personas.
Dicho esto, lo que queremos con es contribuir a crear pacientes flexibles, personas lo mas flexibles posible, para que nunca se rompan frente a la vida. Que sean capaces de tornar el mal en bien, y se atrevan a dar ese paso adelante. Que -a través de la dignidad- se autodeterminen. Y que tengan en nosotros una apoyo para conseguirlo, en base a la experiencia acumulada en todo este tiempo. Podemos dar empujones técnicos en la vertiente social y sanitaria, sabiendo que dentro del concepto pleno de salud y persona no hay diferencia entre estas dos supuestas dimensiones.
Con creamos al fin, y no podéis imaginar con el orgullo que lo digo, nuestro propio recurso, fruto de todos estos años de trabajo, de gentes que se encuentran, con el mismo deseo de seguir aprendiendo de la vida, de nuestra biología humana, y con el foco del cambio que queremos en la calle, en la sociedad. El lugar donde sucede todo, donde se proyecta todo lo que somos.
Perseveramos.
David Sánchez Caballero. Fisioterapeuta, padre de familia, músico eternamente amateur, aprendiz de payaso a tiempo completo. Impulsor de .
Julio 2017.